20090719

Asuntos moralmente escabrosos, primera parte.

Quienes vivimos de forma vegana, o sea, quienes no utilizamos a los seres sintientes (los animales, cualquiera sea su especie) como medios para nuestros fines, muchas veces nos vemos enfrentados/as a interrogantes éticas que no necesariamente entran en nuestro campo de acción individual.

Vivir veganos/as es nada más ni nada menos que un asunto de elecciones cotidianas. Elegimos conscientemente no utilizar a otras criaturas para nuestros propósitos.

Pero, qué ocurre con las decisiones que no son “para nosotros/as”?

Son dos los temas que habitualmente requieren un mayor esfuerzo de razonamiento lógico a la hora de tomar decisiones:

v Con qué alimentar a los animales nohumanos acompañantes (también llamados “animales de compañía”) que viven en nuestros hogares?

v Es éticamente cuestionable esterilizar a dichos animales nohumanos?

Ambos temas requieren que seamos concientes de nuestras posturas no sólamente con respecto a los animales. Esto requiere que tengamos claros nosotros/as mismos nuestra posición con respecto a todos los seres sintientes, incluyendo a los de la especie humana.


Alimentar animales nohumanos acompañantes

En cuanto a los alimentos, primero que nada, debemos tener claro cómo consideramos a los animales acompañantes que viven en nuestros hogares? Desde nuestro punto de vista vegano, ningún ser sintiente es propiedad de otro/a. Entonces, los animales que vivan junto a nosotros están bajo nuestra tutela, como bien podría estarlo un humano incapaz, o un menor, por ejemplo.

Un humano menor de edad, un humano demente, un humano con capacidades mentales diferentes, un humano “incapaz” (esto es una definición jurídica) tiene al menos una cosa moralmente relevante en común con cualquier otro humano “no incapaz”: son sintientes, o sea, son capaces de sentir, de percibir, dolor y placer. Ser sintientes significa tener un sistema nervioso central, lo que permite esa percepción del dolor y del placer. Pero esta característica no es exclusiva de la especie humana, esta característica es común a todos, o al menos a prácticamente todas las especies dentro del denominado “reino animal” o “animalia”.

Y existe, asimismo, una característica que es compartida por animales humanos “incapaces” y por animales nohumanos, y que no es compartida por animales humanos “capaces” o “no incapacitados”. Esa característica es la del razonamiento. Muchas veces se ha alegado que, como los animales nohumanos “no pueden razonar”, es éticamente correcto utilizarlos como medios para nuestros fines. Otras veces se ha alegado que, como los animales nohumanos “no pueden razonar”, no pueden tener derechos, ya que para tener derechos, es preciso tener la contrapartida de las obligaciones. Pero dichos argumentos no son válidos, ya que los humanos

incapaces (menores de edad, y/o aquellos que tienen capacidades mentales diferentes) igualmente “no pueden razonar”. Por este motivo, no utilizamos a los humanos incapaces como donantes de órganos involuntarios, ni tampoco les privamos de derechos básicos (por ejemplo, el derecho básico a no ser considerados como un medio para fines de otros).

Cabe a nosotros/as como tutores de humanos incapaces, o como acompañantes (también llamados “tenedores”) de animales nohumanos, la decisión de "hacerle comer de acuerdo a nuestros propios principios"? Por supuesto que no es necesario dar alimentos de origen animal a nuestros hijos (me refiero aquí a los humanos, ya que es común expresarse así con respecto a los animales nohumanos acompaniantes, a veces). Esto lo sabemos por experiencia propia, porque nosotros mismos vivimos perfectamente sin utilizar animales en nuestras propias vidas.

El problema surge cuando entra en juego el instinto. El ejemplo del niño encerrado en un cuarto con un conejo y una manzana es muy conocido. En dicho ejemplo, el niño humano nunca se pondría a jugar con la manzana mientras se come al conejo, tal como lo haría un cachorro felino, por ejemplo, sino que haría lo contrario. El instinto es un comportamiento no-aprendido que trae cada individuo de acuerdo a su especie, y que le sirve para valerse por sí mismo.

Varios estudios sugieren que los perros, por ejemplo, no requieren, al igual que los humanos, ningún ingrediente que provenga exclusivamente de origen animal. Sin embargo, los gatos (los felinos en general), requieren de un componente llamado “taurina”, el cual es típicamente de origen animal, a pesar de que en países desarrollados ya es posible encontrar sustitutos sintéticos de la misma.

Sabido es que los gatos, por más alimentados y “domesticados” que estén, suelen atrapar ratones, aves y otros animales incluso sin nunca tuvieron contacto con otros gatos más “salvajes” que pudieran haberles enseñado a cazar. El caso es que si bien los perros no necesitan ingredientes de origen animal en su alimentación, también suelen incurrir en la cacería de animales. Esto es muy común en perros pequeños y/o de razas un tanto mayores, los cuales pasan gran parte del día buscando ratones, escarbando madrigueras, corriendo pájaros, o incursionando en otras actividades de cacería.

Cuando alimentamos a nuestros hijos humanos de forma vegana, podemos estar seguros/as de que al mirar por un instante para otro lado, ningún “instinto asesino” les indicará correr o escarbar en busca de un animal en el jardín y luego comérselo. Pero sabemos que esto no es así para todas las especies.

Si no participamos de la adquisición de productos de origen animal (o sea, adquirimos productos veganos), lo lógico es tratar de alimentar a quienes están bajo nuestra responsabilidad con productos también veganos. Para perros, en el caso de no contar con alimentos preparados veganos en el mercado, es posible hacer una preparación casera (la cual es posible encontrar fácilmente en la internet) que no tiene ingredientes de origen animal. En el caso de los felinos, el asunto es más difícil. En el caso de no contar en el mercado local con suplementos sintéticos de taurina, o de alimentos ya preparados que contengan este ingrediente, el felino que viva en nuestra casa no contará con todos los ingredientes necesarios para su alimentación. Si no tiene acceso a atrapar animales según su instinto, su salud se verá afectada.

Es correcto interferir en la naturaleza de alguien? Para una pregunta éticamente profunda como esta, no es posible contar con respuestas únicas. Depende de nuestra moral tomar partido por una u otra posición. Simplemente comparto aquí abajo una cita textual, un diálogo del célebre líder indio Mahatma Gandhi (tomado de la película “Gandhi”, 1982, Columbia Pictures):

- Nahari: Voy a irme al infierno! Maté a un niño! Aplasté su cabeza contra una pared.

- Gandhi: Por qué?

- Nahari: Porque ellos mataron a mi hijo! Los Musulmanes mataron a mi hijo!

- Gandhi: Yo conozco un escape del infierno. Encuentra a un niño, un niño cuya madre y padre hayan sido muertos, y críalo como si fuera tuyo.

- Gandhi: Sólo asegúrate que sea un musulmán, y que lo críes como tal.


En la segunda parte de este ensayo, analizaremos otro asunto moralmente “escabroso”, el de la esterilización de animales nohumanos.

5 comentarios:

vinilica vegana dijo...

http://www.wenaewe.com.uy/es_vegetariano.html

abrazo pablo

Anónimo dijo...

Hola Pablo

Es un tema muy interesante. Yo nunca me había planteado el tema de si es bueno o no interferir en la naturaleza. Siempre había determinado que NO es bueno y que la naturaleza es perfecta así como está.
Luego se abrió un debate sobre el tema y me dejó pensando: la naturaleza es cruel, hay sufrimiento en la naturaleza. Los animales no-humanos se matan unos a otros de terribles maneras (sin contar lo que hacen los humanos, que pasa del límite).

Nosotros tenemos la capacidad de crear "ayudas" para aliviar ese sufrimiento. Tenemos la capacidad de salvar a las víctimas.
Nuestra capacidad la invertimos en interferir en la naturaleza para NUESTRO beneficio y en esclavizar a otros habitantes de la tierra. Eso es porque estamos centrados en nosotros. No sentimos que nadie más que nosotros es merecedor de la ayuda que pueden dar nuestros conocimientos. Pero si pusiéramos nuestra energía y nuestras capacidades en mejorar la vida y en aliviar el sufriemiento de todos los seres sintientes en la naturaleza, entonces sería todo totalmente diferente (pues claro, ajja)
Me quedó grabada una frase simplísima que escuché en un taller hace poco: Los animales no-humanos pueden beneficiarse de nosotros.

Esto es algo nuevo para mí, sigo encontrándome con miles de preguntas. Pero veo en esa lógica mucha más coherencia que en otras.

Gracias por abrir el tema!
Besos
Dani

Luis Tovar dijo...

Saludos, Pablo,

una muy interesante nota

Estoy de acuerdo contigo en que los animales no humanos bajo nuestra responsabilidad deberían ser mantenidos y alimentados de manera vegana, al igual que ocurre con los seres humanos bajo nuestra tutela, siempre que esto sea posible.

Existen piensos vegetales perfectamente aptos para perros y gatos. Pero si se diera el caso de que hubiera algún problema en conseguirlos podemos recurrir a otras opciones - antes que dejarles cazar por su cuenta - como por ejemplo conseguir las sobras animales de mercados o restaurantes, como han hecho algunas protectoras. De esa forma no ponemos en riesgo sus vidas ni tampoco colaboramos económicamente con la explotación animal. Aunque no es la forma ideal de alimentación, creo que sí es una alternativa bastante razonable para evitar recurrir al consumo de productos animales.

Aunque calificar este tema como "escabroso" me parece un tanto exagerado, es evidente que no es algo que deba ser tomado a la ligera y me parece muy acertado que hayas hecho una inteligente reflexión sobre ello.

Anónimo dijo...

El blog me ha parecido muy interesante, considero que tienes un punto de vista muy acertado (segun mi parecer x supuesto); aunque difiero muxo n la parte n q debemos interferir n l curso de la naturaleza, x ejmplo si los gatos dejaran de cazar a los ratones, acabariamos teniendo una gran plaga de ratones q infectarian nuestras casas...

Abolition of Speciesism / Abolición del Especismo / Abolição do Especismo dijo...

Estimado Anónimo, nunca dije que hubiera que "intervenir" en la naturaleza ni "evitar que los gatos comieran". Brindar un hogar a un animal nohumano es un paliativo de una situación mayor (el especismo), ya que si nadie comprara "mascotas", no habría animales nohumanos en situación de calle, y si nadie reclamara perrera, envenenamientos o "control de plagas", esa situación de calle no sería peligrosa para esos animales.